
Gracias tío Sebi por regalarme esta gloriosa camiseta, forjada en grandes hazañas y cánticos inagotables de aguante. Esta camiseta, cuyos colores también tienen el honor de llevar mi Papá, mi Tata Jorge, mi tío Miguel, mi tío Nico y mi querido primito Lucio.
Sabremos lucirla en cada potrero, plaza y canchita donde se patee una pelota con dignidad, destreza y la frente bien alta. Porque siempre, pero siempre ¡Brillará blanca y celeste la Academia Racing Club!
Pd: Dedicado a todos los que no comparten mis sentimientos: padrino Pablo, abuela Betty, y en especial a mi abuelo Horacio, no te enojes, pero el rojo prefiero verlo solamente en una rica salsa de tomate.